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¨ Article d’opinió publicat al digital SomGandia, el divendres 24 de maig de 2019.

Hace unos días, una amiga me pidió motivos para confiar de nuevo. Motivos. Una amiga. Motivos que trascendiesen de lo personal: la confianza en una forma de gestionar, haber comprobado la dedicación, casi a la extenuación, en el trabajo durante los años más complicados, habernos visto dejarnos la piel. Motivos, de nuevo. Y le pedí que trascendiera los argumentos que no apelan solo a las razones, a la dedicación con que nos entregamos cada día de la legislatura. El modelo de ciudad, el proyecto de futuro, la trayectoria que nos ha dado credibilidad para trazar el camino sabiendo todo lo que no hemos desandado. Le pedí que pensara en qué Gandia proyectaría para el futuro, y que añadiera después con qué personas quería recorrer el camino. Le pedí que añadiera, después, también el contexto: si en lo más difícil hemos sacado al Ayuntamiento de la quiebra, y a la ciudad del problema reputacional y económico de su administración bajo el Gobierno del PP, qué no podremos hacer ahora que las cosas están mejor.

Le pedí que pensara en la credibilidad de un Gobierno, el del PSPV-PSOE de Gandia, que se planta en Madrid y en Valencia con los deberes hechos. No solo con la confianza de Gobiernos aliados, sino con todos los deberes hechos y la credibilidad del deber cumplido: la mejor forma de atraer inversiones de otras administraciones públicas para ayudarnos con lo que, a pulmón, el Ayuntamiento difícilmente puede cumplir. Le pedí que pensara en la ciudad del presente que escribe hoy el futuro: una ciudad que renueva todas sus instalaciones deportivas y las amplía; que tiene en el centro de sus políticas públicas la sanidad y el deporte, la calidad de vida (si cada vez vivimos más años, cada vez hemos de vivir mejor en la mejor ciudad); que finaliza el Espacio Sanitario de Roís de Corella, ya iniciado, en un barrio que encontramos al llegar sin ‘plan B’; que construye un nuevo Palacio de Justicia para garantizar el derecho de los derechos; que renueva el Edificio de Correos, financiado por la Generalitat, para instalar estudios educativos y un espacio cultural; que instala empresas sociosanitarias y genera más y mejores oportunidades (de eso se trata: más oportunidades y más empleo de calidad) en el polígono desbloqueado de Sanxo Llop, con incentivos urbanísticos; que establece un distrito digital en el entorno y con la ayuda de la Universidad Politécnica para implantar empresas punteras y ayudar a las que ya lo hacen muy bien a que lo hagan aún mejor con la credibilidad y el relato de una ciudad de vanguardia.

Hemos superado lo más complicado. Hemos hecho, juntos, lo más difícil. Por eso le dije que no podíamos detenernos a la mitad del camino. Y que Gandia merecía esta oportunidad. Luego, es verdad, le pedí que añadiera los motivos que apelan a las razones más emocionales: hemos sido quienes, ante lo más difícil, hemos gestionado sin crispación, sin enfrentamiento, escuchando, arremangándonos. Sin horas. Cada día de cada semana de esta legislatura. Y que en ese contexto, con esa oportunidad, merecíamos, como la merece Gandia, seguir construyendo esta ciudad entre todos. Le pedí que votara con memoria. Que se acordara de quienes nos habían arruinado. Y que nos ayudara, que también se trataba de eso, a seguir mejorando las cosas que no habíamos trabajado como ella esperaba. Ese propósito de mejora colectiva es nuestra mejor ambición y empuje. En la mejor ciudad. En la Gandia que queremos. Si nosotros vamos, no volverán. Y se abrirá la puerta del mejor futuro. Me devolvió la conversación con una sonrisa de empuje. Ella será otro de los motivos que el domingo tendrán las urnas.

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